Mi padre

¿Para qué sanar con papá?

junio 18, 2022

 

LA IMPORTANCIA DE SANAR CON PAPÁ

“Muchos problemas con los niños también se producen porque no pueden acceder al padre. Solamente la madre puede abrir el camino al padre, con lo cual tiene un poder tremendo. Pero nadie más puede franquear el camino al padre”. Bert Hellinger

Cuando se toma al padre tal y como es, se toma por añadidura la fuerza en la vida, el empuje necesario para salir adelante, la habilidad social, claridad en los estudios y éxito profesional, trabajo, seguridad, disciplina y el poder trazarnos objetivos claros.

En constelaciones familiares se dice que para sanar con papá es necesario «Tomarlo», el hijo necesita del padre y de la madre, ya que tiene 50% de Ella y 50% de Él, cuando se excluye, juzga o desconoce al padre por alguna razón, el hijo queda partido en dos, y negará consciente o inconscientemente la energía masculina sin importar si es hombre o mujer, pues independientemente de nuestra biología en nosotros convive la energía masculina y femenina.

Es imposible hablar del padre sin hablar de la madre y viceversa, dice Bert Hellinger, que al padre se le toma a través de la madre pues ella otorga el permiso para hacerlo, la madre contiene al niño dentro de su vientre por nueve meses, rodeado, seguro y protegido cerca del sistema familiar, esto es necesario en los primeros años de vida, pero conforme el niño crece tiene que relacionarse con otros sistemas familiares y salir a la vida, aquí es donde el niño se vale del arquetipo paterno para tener la fuerza, confianza y seguridad para salir al mundo.

En ocasiones la madre no esta en disposición de entregar al hijo al padre, ya sea por temas no sanados con su propio padre, historias de dolor, o cargar al hijo con los juicios y resentimientos que guarda contra su pareja, cuando esto sucede al hijo le cuesta mirar al padre y entra en conflicto y se ve obligado a tomar partido por alguno de los dos, quedándose así sin la mitad de si mismo, en algunos casos intentará reparar los asuntos de sus padres desde sus recursos infantiles, y lo que pareciera ser un acto de amor es en realidad una gran arrogancia, pues se pone en una posición superior con respecto a ellos, tomando así una carga que le impedirá vivir su propia vida y lo conducirá al fracaso.

En ésta historia no hay malos ni buenos, cada quién dio lo mejor que tenía de acuerdo a su nivel de conciencia, es nuestra RESPONSABILIDAD que nuestro «yo adulto», le lleve ese amor y comprensión a nuestro «niño herido» para liberarlo de las cargas y poder por fin tomar la vida.
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