La vida

El tren y la vida

agosto 5, 2016

EL TREN Y LA VIDA
En el año 2007, escribí un relato que se llama «El tren y la vida» muy parecido
al nombre de está página que por cierto me encanta, asi que os lo pongo aqui y os lo dedico, espero os guste.

El tren y la vida
La vida, se parece mucho a un viaje en un tren, comenzamos en una gran Estación,
rodeados de numerosas cosas que giran a nuestro alrededor.

Cuando el tren comienza a caminar, estamos todavía como adormecidos,
quizás sea porque nos sentimos protegidos por las personas que nos quieren, nos arropan y nos dan su cariño.

Así, durante unas cuantas estaciones, en las que apenas nos fijamos, va pasando el tiempo y poco a poco nos vamos desarrollando,
y en ese momento, se nos ocurre mirar por las ventanillas.

Vemos una vegetación que parece que pasa rápidamente delante de nuestros ojos, causándonos una impresión extraña,
y entonces nuestro organismo, empieza a reaccionar y a correr, para ponerlos a su altura.

De repente, el tren se para en una Estación, y vemos como bajar de él, las personas a las que queremos,
nos dejan solos, y nos sentimos un poco abandonados, creemos que no seremos capaces de realizar las cosas solos, sin su ayuda.

Es una época triste de nuestra vida, pero al mismo tiempo, nos da la madurez necesaria para emprender nuestro camino solos.
Miramos a nuestro alrededor, y nos encontramos con personas que están tan despistadas como nosotros, con algunos, congeniamos,
es fácil la comunicación, con otros no tanto, aunque a veces no tenemos más remedio que acercarnos a ellos,
por interés propio o porque la vida nos impone ese sacrificio.

Hay una estación, que nos resulta especialmente grata, en ella sube al tren una persona que al verla,
nos damos cuenta de que será muy importante en nuestra vida, a veces nos puede fallar, pero en otras,
nos ayudará a sobrellevar la carga que nos espera, nos dará hijos y formaremos una familia.

El tren, va parando en numerosas estaciones, en algunas de ellas, bajan algunas de las personas
que hasta ese momento han compartido parte de nuestra vida con nosotros, familiares, amigos, extraños,
y sentimos que vamos perdiendo algo de nuestro ser.

Cada vez las paradas son más cercanas, el tiempo se nos va terminando, surgen las enfermedades
que alejan de nosotros a personas queridas y nosotros mismos estamos amenazados por ellas.
Sentimos que el final del viaje está cercano.
Y llegamos a la estación términal y lo único que pedimos, es que la transición sea tranquila y rodeada por los nuestros.
Cada vez el tren para más veces, y van desapareciendo de nuestra vida trocitos de ella.

Aparecen las enfermedades que a veces superamos pero dejan secuelas psicológicas a veces difíciles de superar.
Por eso, es importante el vivir día a día y disfrutar de las pequeñas cosas que se nos van concediendo.
Algún día llegará la Estación términi, es Ley de vida pero yo solo me contentaría con dejar algo bueno por lo que ser recordada.
Agradezco su permiso y consentimiento para publicar este relato para mí página a la autora
Maria Pilar Lossada Aymerich

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