Carta de Papá para su hija
“No te deseo el matrimonio prematuro,
no te deseo la dependencia económica
y espiritual de otro.
(marido o padres).
Me gustaría verte dueña
de ti misma y, por tanto,
responsable, libre y con
el sentimiento de que la libertad
no es algo que se goza
(entonces no es libertad:
es don, gracia que se nos da)
sino algo que se conquista.
Esa libertad tiene que ser,
en primer término,
espiritual y económica.
No consiste en hacer lo que
se quiera sino en ser dueño
responsable de nuestra vida,
lo único que tenemos,
lo único de verdad nuestro,
lo único que no podemos confiar
a nadie.
Nuestra vida es intransferible
y nadie puede vivirla
por nosotros.
Apenas tenemos conciencia
de esto, apenas tomamos posesión
de nuestra propia vida,
empezamos a ser tolerantes
con los demás y a reconocer
que nuestra libertad
se funda en la libertad
de los demás.
No te quiero ni te deseo esclava
o dependiente,
pero tampoco tirana
(en general las dos cosas van juntas).
Entonces, ya libre,
el amor podrá ser algo mejor
que un sueño o una pesadilla:
la unión de dos libertades…
Perdóname:
me vuelvo abstracto,
un tanto pesado y, como
me ocurre fatalmente,
didáctico
(¡yo que odio el espíritu
de sistema y acción!).»
-Carta de Octavio Paz a su hija Helena Laura Paz Garro, 30 de marzo de 1959