Se necesitan padres.
Necesitamos padres comprometidos en su labor como guías, educadores y formadores basados en el amor,
la disciplina y autoridad positiva.
Entendamos por autoridad, hacerles ver a nuestros hijos que somos las personas con la responsabilidad de cuidarlos,
protegerlos y enseñarles valores.
Entendamos como disciplina una serie de límites que se manejan según la edad de ellos y que van cambiando conforme van creciendo,
siempre basados en el deseo de hacer que crezcan sanos física y emocionalmente.
Entendamos por amor, el sentimiento que nos despiertan porque somos sus padres, pero que, como adultos inteligentes,
no debemos permitir que nos rebase el entendimiento, ni que nos manejen, ni permitir que nos chantajeen.
Padres que mantengan con sus hijos un nivel de comunicación tan profundo que sean quienes sepan qué piensan, qué quieren y qué sienten.
Que estén tan al pendiente, que perciban y vean la alerta cuando hay cambios en su comportamiento,
en su alimentación y en sus hábitos de sueño, que es donde proyectan sus problemas.
Padres que se acerquen a platicar con ellos y sepan hacerles sentir que son las personas ideales para orientarlos,
para disciplinarlos, pero también para abrazarlos y amarlos, y para estar con ellos cuando se sientan intimidados por algo o por alguien.
Que con uñas y dientes les defenderán de quien sea.
Que les apoyarán cuando los necesiten.
Que les aconsejarán porque como padres están convencidos que son los que tienen el criterio y la experiencia para hacerlo.
Padres que no duden en dejar de hacer una actividad al saber que uno de sus hijos los necesita.
Padres que estén al pendiente de lo que hacen sus hijos en las redes sociales.
No digo vigilar, pero si fuera necesario, hacerlo, porque no debemos permitirnos formar parte de las desagradables y tristes estadísticas.
Recordemos que un menor de edad, NO DEBE ESTAR EN FACEBOOK, y si quiere estar,
debe ser con la condición de ser supervisado por los papás.
Y si quiere celular, es con las condiciones que los padres consideren pertinentes.
Padres que sepan quiénes son los amigos de sus hijos, que sepan quiénes son los ídolos de sus hijos,
a quién admiran sus hijos.
Padres que no tengan miedo, que no tengan flojera, que no conozcan la apatía.
Padres que estén, y estén atentos.
¿Quién dice yo?
Por: Lili Gallegos
