Querido esposo
Querido y amado esposo:
NO aligeras mi carga mental cuando:
Bañas a los niños, pero dejas el baño mojado y ropa y toallas en el piso…
Me dices que los llevaras al partido, pero me preguntas a qué hora es, que color de uniforme tienen que llevar, donde están los tenis, y cuál es el nombre del coach…
Les das de cenar, pero dejas el comal y el sartén sucio en la estufa, los trastes en la mesa y la leche afuera del refri…
Sacas la ropa de la secadora, pero la dejas hecha bolas arriba de esta…
Vas al super, pero me llamas en cada pasillo esperando que yo conteste siempre y en cada una de las miles de veces que suena mi celular.
En todos los casos yo tengo que coordinar y terminar lo que tu inicias, sigo estando a cargo de la tarea. Sigo teniendo la carga mental sobre mí. Mientras tu haces lo anterior yo hago otras cosas y tengo que retornar a lo que debería de ser terminado por ti.
No soy desagradecida, soy realista.
El que cooperes en las labores del hogar de la misma forma en la que yo coopero debería de ser algo lógico. Alegrarme porque “al menos” metiste a los niños a bañar es como alegrarme porque al menos tienen un papá que los mantiene. La paternidad es más que eso. El matrimonio es mas que eso también.
Estoy consciente de que cuando no estas sea lógico que todo recaiga sobre mí, y eso está bien. Pero si ya llegaste, no hay motivo para seguir pensando que puedes “ayudarme”, lo único que tengo que hacer es “pedírtelo.”
NO debería tener que pedírtelo. Aligeras mi carga física pero la mental sigue igual. Y CREEME ESTA ULTIMA PESA MAS QUE LA PRIMERA.
Créditos a quien corresponda
