Cuando alguien se va

CARTA DE UNA PERSONA EN PROCESO DE DUELO

marzo 13, 2022

CARTA DE UNA PERSONA EN PROCESO DE DUELO

«No te pido que me des un trato especial.
No estoy enferma, tampoco tienes que alejarte de mí, sólo me gustaría que tomarás en cuenta algunos aspectos de mi proceso, pues me está tocando vivir una de las experiencias más difíciles de la vida, la muerte de un ser amado.

Primero, te pido que no tengas temor de pronunciar su nombre, ya que vivió y vive aún en mí
Considera lo contenta que me siento de saber que tú también le recuerdas.
Me gusta darme cuenta que mantienes presente su cumpleaños y aniversarios.
Quiero que sepas que tal vez experimentaré en un mismo día distintas emociones.

De pronto me vas a ver reír y vibrar de alegría al recordarle… y unos minutos después, llorar por su ausencia.

Un día estaré tranquila y de buen humor, y quizá al día siguiente nada tendrá sentido para mí.
Te pido que me des espacio para ser libre con mis emociones, aún estoy aprendiendo a manejarlas.
Sé que me quieres y te preocupas por mi, pero por favor, no me presiones a sentirme animada. Si por momentos me ves retraída, es porque mi mente y corazón viajaron a otro espacio donde puedo ver sus ojos, abrazarle, sentir su aroma, escuchar su voz y su risa.

Considera que lo que me ha pasado es difícil, no lo compares a otra situación que te haya sucedido a ti. Perder a un ser amado no es igual a ninguna otra muerte o evento, cada proceso al igual que cada persona, es único. Por favor, no hagas comparaciones.
Ten en cuenta que a pesar de que estoy trabajando en trascender mi duelo y procesar mis emociones, no sé cuánto tiempo pueda durar esto en mí. No te desesperes, sólo dame tiempo, aún no sé cuánto.

Estoy consciente que el mundo sigue girando y no se detiene ante mi dolor, pero por favor, no me consueles con frases como: «tienes que ser fuerte» , «échale ganas», «la vida sigue». Ni tampoco con explicaciones teológicas, no me digas: «Dios necesitaba un ángel», «fue la voluntad de Dios», «ya dejó de sufrir».
Es normal el hecho de que en este momento yo no lo comprenda y vea la vida diferente. Es más, probablemente atravesaré una crisis de fe y replantearé mis creencias. Incluso, permíteme cuestionarme al respecto sin sentirme culpable.

Yo sé que a mi ritmo y a mi tiempo saldré de esto fortalecida, renovada, resiliente y lograré un nuevo entendimiento espiritual.
Te aviso que mi cuerpo también me pasa la factura por este golpe emocional.

Puedo ganar o perder peso, dormir mucho o no poder dormir.

Querer aislarme.

Tener raras dolencias.

Sentirme triste, ansiosa, irritable.
Y por último, considera que tengo nuevos anteojos para ver la vida.

Este evento está siendo un parteaguas para mi, ya no soy la misma.

Jamás lo seré.

Soy diferente, me estoy reconstruyendo
No te lo tomes personal, sólo escúchame, cuéntame cosas lindas que en este momento tú sí puedes apreciar, acompáñame a veces en silencio, tómate un café conmigo, dame un largo abrazo y trata de conocerme otra vez».
Gracias
Atte. «Un doliente»

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