Para tu crecimiento

No estas aquí para agradar a nadie

agosto 15, 2020

No estas aquí para agradar a nadie
Te lo he dicho otras veces, pero hoy quiero repetírtelo: no estás aquí para agradar a nadie.
Estás aquí para realizarte, simplemente.
Deja a los demás en su mundo.
Que hagan lo que quieran.
Que digan lo que quieran.
Que piensen lo que quieran…

El camino lo marcas tú.
No te responsabilices de las vidas de los demás: tu única misión es alinearte contigo mismo y hacer aquello que te está resonando.
Hazlo ya.

Si alguien se enfada, que se enfade.
Si a alguien no le gustas, pasa.
Si a alguien le gustaría que fueses otra persona, que la busque.

Suelta a todo aquel que no te muestre resonancia y que solo te refleje mediocridad, expectativas infantiles y opiniones absurdas.
Con contundencia.
Sin remordimientos.

Prolongar esas relaciones e interacciones solo te va a traer más de lo mismo.
Y no.
No es tu misión ser «bueno», ni complacer a todos, ni que el otro esté «contento».

¿Quién te metió eso en la cabeza?
El otro ha de saber ayudarse a sí mismo y no depender de tu ayuda.
Ni de que lo complazcas.
Es el principal responsable de su vida.

Si te vas responsabilizando de la vida de todos, al final la tuya quedará en segundo plano, y eso es precisamente lo que no viniste a hacer: arrinconarte por el «bien» de los demás.

Esa creencia has de erradicarla cuanto antes si deseas realizarte, pues ni te estás amando ni sabes amar.
Que no.
Que no viniste a que todos estén «bien», sino a transformarte TÚ.
A ser quien eres.

Suelta ya todo el peso que llevas a cuestas.
Todas las personas que te maniatan, que ponen caras raras, que sonríen delante y critican detrás, que viven para chismorrear en vez de colaborar. Sal de ahí.
Hazlo ya.

Deja la culpabilidad a un lado.
El único «culpable» (responsable) es aquel que no se responsabiliza de su propia vida. Que sigue mirando fuera.
Echando la culpa a no se quién.
Una y otra vez.
Tú ya no estás ahí.
No es ese tu lugar.
Lo sabes perfectamente.

Y si a estas alturas del texto aún quedan culpas, y remordimientos, y «qué van a pensar», es que sigues sin alinearte.
Sin amarte ni realizarte.
Hay creencias que has de revisar.
Libertades que has de ganar y lastres que has de soltar.

Recuerda: no es tu misión ayudar ni complacer a los demás, sino ayudarte a ti mismo y que con tu ejemplo y tu luz los demás, si quieren, se puedan ayudar.
Desconozco el autor

Si quieres compartir esta reflexión:

You Might Also Like

error: El Tren de la Vida