Celebramos el nacimiento del Niño Jesús
La Navidad siempre es ocasión de alegría, de dar gracias a Dios por las bendiciones recibidas, y compartir con los seres queridos.
Celebramos el nacimiento del Niño Jesús, ocasión para reunirnos en familia a festejar a quien es nuestro Reconciliador.
La generosidad, la fraternidad y el afecto son características que se fomentan con esta celebración.
Su esencia va más allá de las reuniones y de los regalos, no reside en lo exterior sino en el interior de cada un@.
La Navidad es una oportunidad para celebrar el amor, porque se despierta el deseo de compartir, de dar, de obsequiar a nuestros amigos, de transmitir alegría y de reconocer que todos formamos una gran familia, o sea, somos parte de un todo.
El silencio también se puede experimentar en Navidad, cuando se lo relaciona con la comunión, con lo divino y su fundamento es el Amor universal.
La Navidad proporciona momentos para aprender.
La venida del Cristo, se puede entender como la voz inaudible y suave que susurra el bien a la conciencia humana, o como la luz espiritual que ilumina el pensamiento.
El sentido espiritual de la Navidad establece el reino de los cielos dentro de nosotr@.
Cuando se aprende a sintonizar el estado interior con la fuente infinita del Amor, se logra sanar el cuerpo y calmar la mente.
Abrir el pensamiento al Amor trae armonía y curación no solo en Navidad, sino en cualquier época del año.
¿Por qué no tener siempre dentro de nosotros el sentimiento de alegría y gozo que trae esta época de Navidad?
Podemos guardarlo en cada rincón de nuestro corazón.
Que esta Navidad llegue para ustedes cargada de amor, bendiciones, paz y armonía.
Son mis más sinceros deseos en esta Noche Buena.