MIS QUERIDOS REYES MAGOS
Ya sé que voy muy justa de tiempo pero tranquilos, lo que quiero no se encuentra en ninguna tienda.
No se paga con dinero y ni siquiera sé si podréis conceder mi deseo.
No necesito nada material, no necesito que me compren con regalos ni que mi árbol de Navidad lo rodeen de paquetes. Lo que quiero es mucho más simple y complicado a la vez.
Quiero que el mundo vuelva a ser el de antes, quiero recuperar la inocencia que nos caracteriza de niños.
Quiero que las personas vuelvan a jurarse amor eterno y que así sea.
También deseo que todos miremos a los animales con amor y que los consideremos parte de nosotros, porque aunque muchos no lo sepan sin ellos estaríamos perdidos.
Que la avaricia deje de romper el saco y la envidia deje de ser lo que nos defina a unos y a otros.
Que vivamos sin ese ansia de aparentar y ser más que el del al lado.
Que demos nuestro brazo a torcer más a menudo y que apartemos los insultos y los cambiemos por abrazos.
Que le demos más importancia a la persona que está a nuestro lado y menos al que está a kilómetros al otro lado del teléfono.
Quiero que el mundo vuelva a emocionarse más con un buen libro que con los típicos programas de cotilleos.
Que nos importe lo que pasa al otro lado del planeta, que intentemos aportar nuestro granito de arena más allá de poner una foto de perfil con la bandera del país afectado.
Que unamos nuestras fuerzas porque hoy todo es posible.
Que si hemos sido capaces de inventar lo último en tecnología.
¿Cómo no vamos a saber averiguar la manera de que no mueran tantas personas de hambre?
Que con más o menos dinero, con más o menos estudios todos somos importantes.
Todos ocupamos un lugar porque todos somos personas.
Entonces, ¿por qué tantos no pueden costearse tratamientos para sus enfermedades?
No es justo y yo quiero eso, solo justicia.
Ayudarnos más y criticar menos.
Amar más y despreciar menos.
Texto: Matilde Cosculluela.
