Navidad

La Navidad en casa de los abuelos

diciembre 23, 2020

La navidad en casa de los abuelos
El pensar en la navidad hace recordar tantos momentos, colores, formas y hasta olores.
El salir de la ciudad y comenzar el viaje al interior del país, pensando en todo el camino, que será una más de todas las navidades que disfrutamos juntos en familia con la dicha de tener vivos a los dos abuelitos.

Ir en el carro observando cada árbol grande y frondoso de la carretera, los pájaros en el cielo, el aire que se respira de la naturaleza.

Salir de la ciudad donde todo es ajetreado, con contaminación y mucha bulla, hace que ir de camino al interior del país, sea un respiro para la mente y el alma.

Cuando comenzamos a entrar al pueblecito de donde son los abuelitos, brota una sonrisa de saber que afuera de la casa está el abuelito sentado en su hamaca esperando a que llegues; y la abuelita está preparando el cafecito de olla con las tortillas recién hechas, que al llegar puedes percibir ese aroma tan exquisito que solo ahí se puede apreciar.

Al llegar te das un estirón y lo primero que haces es correr a saludar a los abuelitos darles un abrazo y llenarlos de besos.

La abuelita esta tan feliz de tener a sus nietos e hijos que ya tiene la mesa lista para cenar con ellos, te sientas y disfrutas de esa comida tan deliciosa que solo la abuelita sabe hacer. Pero sentados todos juntos te das cuenta que lo más importante de estar en esa mesa, es que todos están juntos disfrutando del amor de familia y celebrando la vida de todos los presentes.

La navidad en casa de los abuelitos, es muy colorida, con muchos tamales y ponche en la mesa, con todos los tíos, tías, primos, primas, papá, mamá, hermano y sobre todo el principal motivo que estés allí, los abuelitos.

Antes de que sean las doce, todos corren, hablan, hacen chistes y comen mucho, al llegar la hora todos se sientan en la sala a esperar las doce y dar el abrazo, suenan las campanas y comienzan a estallar los cohetillos y el cielo se ilumina de colores.

Todos se abrazan y justo en ese momento sientes que la verdadera navidad es esa, estar en familia y que ese día broten de tu boca palabras de amor y paz.

Después de tanta bulla y algarabía, la abuelita pone orden y todos saben que llego el tiempo de elevar una oración al cielo, para celebrar la natividad del hijo de Dios, todos en silencio y con un respeto profundo, escuchan a la abuelita decir esa oración tan hermosa que hace que sientas que esa plegaria llega directo al cielo y es la que te cuida de todo lo malo.

Todos juntos llenos de amor, paz y alegría, eso es la navidad en la casa de los abuelitos, te das cuenta que todos los años que has pasado las navidades en esa casa han valido la pena, te quedas con el regalo más grande que te pudieron dar en esa fecha, el tener a toda tu familia junta y que tus abuelitos se disfruten el que estés con ellos y se les note en sus rostros la dicha de celebrar la navidad.

Después de unos días el retorno a la ciudad es inevitable, pero la dicha y satisfacción nadie la quita, despides a todos y cada uno toma su propio camino para sus casas, con la esperanza que el próximo año volverán todos a celebrar la navidad.

Quizás un poco más grandes y algo cambiados, pero todos juntos, los abuelitos salen a despedirte y la abuelita desde lejos da su bendición y sientes que eso es suficiente para llegar a salvo a casa.

Se acerca de nuevo la navidad, pero este año las esperanzas de volver a estar todos juntos se desvanecen, se llenan los ojos de lágrimas, un dolor profundo dolor en el pecho y solo vienen a la mente todos los recuerdos, es lo único que queda, porque la navidad con los abuelitos ya no estará más, ahora iluminan las noches como estrellas en el cielo y te sonríen desde arriba, pero ya no podrás abrazarlos y disfrutar de su compañía, este año tocara elevar plegarias al cielo para que a pesar de que ya no estén en la tierra, nos acompañen el resto de la vida.

Hoy los cohetillos ya no sonaran igual, los tamales no tendrán el sabor de la abuelita, no sonaran las rancheras del abuelito y es justo en ese momento en que se agradece todas las navidades junto a ellos y que, aunque el dolor invade, la satisfacción y paz de saber que nunca faltaste a ninguna navidad a la casa de los abuelos.

Para los abuelitos en el cielo.

Mogalda

Si quieres compartir esta reflexión:

You Might Also Like

error: El Tren de la Vida