La mujer que está sanando
La mujer que se está sanando sabe que ayudar a otras mujeres para que sanen es la mejor forma de expandir la conciencia.
La mujer que está sanando sus heridas sabe que honrar su linaje y el de sus hermanas es atraer felicidad y alegría a su vida.
La mujer que está sanando sabe que no existe una sanación absoluta, por tanto, no descuida ni su cuerpo, ni sus emociones y mucho menos sus pensamientos.
La mujer que está sanando comparte toda su sabiduría sin esperar que otras mujeres o personas hagan lo mismo, pues sabe que siempre será recompensada de mil y una maneras por despertar conciencias.
La mujer que está sanando ya no tiene necesidad de juzgar o sentirse juzgada, también ha dejado de culparse o culpar a otros, simplemente ve en cada fracaso una oportunidad de crecimiento.
La mujer que está sanando sabe que su mejor medicina es el amor incondicional hacia todos los seres con los que comparte su existencia aquí, en este planeta llamado Tierra.
La mujer que está sanando sabe que su cuerpo está compuesto de los mismos elementos que contiene la naturaleza, por eso trata de no dañarla y enseña a sus hijos a respetarla.
La mujer que está sanando sabe que su útero no es un lugar para albergar dolor, sabe que es un lugar donde se gesta la vida y es donde ella guarda su poder de creación y manifestación.
La mujer que está sanando sabe que bendecir su camino y el de sus hermanas sirve para atraer a su vida la plena abundancia.
La mujer que está sanando nunca duda de sus decisiones y jamás vuelve a mirar hacia atrás, porque sabe que lo único que importa es el ahora.
La mujer que está sanando sabe que para avanzar tiene que haberse perdonado. Haber perdonado absolutamente todo significa elevar su propia espiritualidad.
La mujer que está sanando sabe que llevar cualquier ritual a la vida cotidiana es crear belleza y armonía a su alrededor.
La mujer que está sanando sabe que no hay fuerza más poderosa que la de la risa y la del amor.
La mujer que está sanando sabe que el hombre no es su contrincante ni su dueño, sabe que es su compañero, su espejo.