El poder de las palabras

El vocabulario de la pobreza

enero 18, 2021

EL VOCABULARIO DE LA POBREZA

La pobreza se ha metido en nuestras conversaciones, y nos habla al oído.
Hay expresiones que debemos erradicar — de por vida — de nuestro vocabulario.

Entre ellas:

1.) POCO A POCO: Cuando las personas empiezan algo, exclaman: ¡vamos a avanzar poco a poco! La palabra “poco” significa .

¿Qué imagen ves cuándo escuchas la palabra “poco”?

Presta atención a esto: «Lo haremos poco a poco» vs «Lo haremos paso a paso.»

La segunda expresión es más edificante, construye un cuadro mental de más fuerza.

2.) NECESITO: Otra expresión usada con mucha frecuencia es «NECESITO”.

Esa palabra significa CARENCIA.

¿Qué ves o que sientes cuando escuchas la palabra «necesito”?

Necesito un trabajo, necesito dinero, necesito mejorar, necesito apoyo.

Cambia tu lenguaje y di: ¡quiero dinero, quiero mejorar, quiero apoyo, quiero cambiar!

El solo hecho de pronunciar las palabras desde una posición ACTIVA, desde una posición de VOLUNTAD, ya cambia tus cuadros mentales.

3.) VOY A TRATAR: Otra expresión muy usada es «voy a tratar.»

Tratar es intentar (Es fracasar en el intento).

Alguien decía: «estamos cansados de los “tratadistas”.

Se precisa gente que lo HAGA.

Es tan simple decir: ¡lo haré! y Si no puedes o no quieres hacerlo, sencillamente di: ¡no lo haré!. El mundo no se viene abajo, el mundo sigue su curso.

No pruebes suerte, no lo hagas para ver como te va.

Así que cada vez que dices “voy a tratar», estás acostumbrando a tu mente a «intentar», a «negociar”.

¡No negocies con tu mente, dale las órdenes, y la mente obedecerá!

4.) VALE LA PENA: Otra expresión del vocabulario de la pobreza es «vale la pena”.

¡Pena es tristeza!.

¡Pena es dolor!.

¡Pena es angustia!.

Lo que vas a hacer no vale la pena, vale el esfuerzo, vale la alegría.

5.) EN LA LUCHA: Otra frase típica en muchas personas, es decir cuando le preguntan cómo estás: ¡Aquí, en la lucha!.

No te das cuenta que tu afirmación inconsciente está creando en tu vida la sensación de «luchar», lo cual experimentas día a día sintiendo en realidad que luchas contra muchos para poder conseguir lo que quieres.

En lugar de eso, debes crear otra afirmación que recree otro escenario en tu día a día.

Por ejemplo, deberías responder: ¡excelente!, ¡Dios ante todo!, ¡Con Dios y pa’lante!, o cualquier otra afirmación positiva.

Hay que prestarle atención a las palabras.

Una palabra es un pensamiento hablado.

Un pensamiento es una palabra en silencio.

Las palabras crean ideas, crean sensaciones; lo que escuchas puede determinar lo que sientes. ¡Las palabras crean cuadros mentales!

¡PIENSA ANTES DE HABLAR!

Un consejo popular dice: «piensa antes de hablar.»

La verdad, no obstante, es que nadie puede hablar sin pensar.

Cuando alguien dice algo «sin pensarlo», en realidad lo pensó sin darse cuenta; fue un proceso que ocurrió en su subconsciente y que pasa inadvertido.

Es casi un acto automático.

Del mismo modo que nadie puede dar lo que no tiene, nadie puede expresar lo que no piensa. Incluso, el acto de mentir, exige un nivel de pensamiento.

Las palabras tienen poder porque son escuchadas en la mente, tanto del que las escucha como del que las pronuncia, y las convierte en imágenes.

Cada palabra la hemos asociado a una imagen y a una determinada sensación.

Por ejemplo, cuando escuchas la palabra “AVIÓN”, lo más probable es que tu mente ve un avión y que incluso lo ve volando.

Las palabras crean imágenes y esas figuras mentales amplifican lo que somos.

Tienden a acentuar nuestros sentimientos más básicos; recuerda que las palabras son decretos.

Está en el libro de Proverbios, escrito por el Rey Salomón: ¡La muerte y la vida están en poder de la lengua, y el que la ama comerá de sus frutos!.

Otra traducción dice: ¡Quien habla del bien, del bien se nutre!.

Cuando escuchas con detenimiento el vocabulario de la mayoría de personas, lo que encontrarás son palabras de escasez.

Al ser pronunciadas constantemente, esas palabras son semillas de pobreza.

Por ejemplo: «ojalá», «vamos a ver», «hay que probar suerte», Dios quiera».

Eso es pobreza mental, pobreza en el vocabulario.

¡Cambia tu chip y tu vida cambiará!

Dicen las escrituras: ¡De la abundancia del corazón habla la boca!

Desconozco el autor

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