Actitud

EL SECRETO PARA SER FELIZ

noviembre 26, 2015

EL SECRETO PARA SER FELIZ
Una hija hablaba con su padre y se quejaba de la vida,
lamentándose de que las cosas no le salían bien.
No sabía qué hacer para seguir adelante.

Se sentía sin fuerzas y a punto de rendirse.
Estaba cansada y harta de luchar y luchar, sin obtener ningún resultado.
Cada vez que solucionaba un problema, aparecía otro.
Ya no podía más.

Su padre, un chef de cocina, la llevó a su lugar de trabajo.
Allí tomó tres ollas con agua y las puso sobre
el fuego.
Cuando el agua de las tres ollas empezó a hervir,
puso en una zanahorias, en otra colocó huevos
y en la última granos de café.

Las dejó hervir y se quedó mientras tanto en silencio.
Simplemente se limitó a sonreír a su hija, mientras esperaba
a que las tres ollas acabaran su proceso.

La hija esperó impacientemente, preguntándose que estaría haciendo su padre.
Después de unos veinte minutos el padre apagó el
fuego.
Sacó los huevos y los colocó en un recipiente, sacó las zanahorias
y las puso en un plato y finalmente, colocó
el café en un tazón.

Mirando a su hija le dijo: -Querida, ¿qué ves?
-Huevos, zanahorias y café, respondió.
Hizo que se acercara y le pidió que tocara las
zanahorias, ella lo hizo y notó que estaban blandas.
Luego le pidió que tomara un huevo y lo rompiera,
después de quitarle la cáscara, observó que el huevo estaba duro.
Luego le pidió que probara el café, ella después de
tomar un sorbo, sorprendida e intrigada a la vez,
preguntó: ¿Qué significa todo esto, padre?

Él le explicó que los tres elementos habían enfrentado
la misma adversidad: “agua hirviendo”
Pero que los tres habían reaccionado en forma
diferente.

La zanahoria llegó al agua, fuerte, dura; pero después
de pasar por el proceso había quedado blanda y fácil
de deshacer.

Los huevos habían llegado al agua siendo frágiles,
su delicada cáscara protegía su interior; pero después de estar
en el agua hirviendo, se habían endurecido.

Los granos de café, después de estar en el agua hirviendo, habían teñido el agua.
-¿Cuál de los tres elementos eres tú?… Cuando la adversidad llama a tu puerta…
¿Cómo respondes?

Le preguntó a su hija.
-¿Eres como una zanahoria que parece fuerte pero
cuando la fatalidad y el dolor te tocan, te vuelves débil
y pierdes tu fortaleza?

-¿Eres como un huevo, que comienza con un corazón frágil,
con un espíritu fluido, pero después de una pérdida de un ser querido,
una separación o un despido se ha vuelto duro e inflexible?
Por fuera todo sigue aparentemente igual, pero por dentro estás amargada y rígida;
y tu espíritu y corazón se han endurecido.

-¿O eres un grano de café? Que es capaz de aprovechar
la adversidad y lo que le causa dolor y justo cuando el agua llega
al punto máximo de ebullición, es capaz de desprender su mejor sabor y aroma.

Dios quiera que seas como el grano de café, que
cuando las cosas se ponen mal, tú puedas reaccionar en forma positiva,
sin dejarte vencer por las
circunstancias y hagas que las cosas a tu alrededor mejoren.

Que ante la adversidad exista siempre una luz que
ilumine tu camino y a todas las personas que te rodean.

“Que puedas siempre esparcir e irradiar con tu fuerza, optimismo
y alegría el “dulce aroma del café”,
para que nunca pierdas ese olor grato que solo tú y quien
es capaz de atravesar por las más duras circunstancias sabe transmitir a los demás”

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  • carmela enero 9, 2016 at 10:31 pm

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