CARTA PARA MI MADRE NARCISISTA
Querida madre:
Por mas que lo intenté, nunca pude comprender porque me tratabas de la manera en que lo hacías, nunca comprendí porque tu manera de «amarme» era diferente.
Nunca entendí tu trato frío y seco conmigo y con mis hermanos no.
¿Acaso hice algo que te molestó?
Te cuento… De niña siempre soñé con que algún día despertaría y serías como la madre de mis amigas, soñé que jugabamos juntas; y es que escuchar a mis compañeras del colegio sobre cómo se llevaban tan bien con sus madres y que siempre jugaban juntas para mi fue algo increíble, ese fuè mis más grande anhelo.
Sabes; nunca te conté, pero aún se me dificulta dormir por las noches debido al insomnio, durante el día me cuesta mantenerme tranquila debido a la ansiedad eterna que en ocasiones ni los fármacos alivian.
Me cuesta trabajo preocuparme más por mi que por todos los demás.
No entiendo cómo nunca te preocupaste por mi.
¿Acaso hice algo que te molestó?
Recuerdo que me sentía contenta y muy feliz cada que llegaban los domingos porque sabía que vería a papá y el haria olvidarme de todo, al menos por un día.
Nunca entendí porque tratabas de alejar a la única persona que me quería de verdad y que siempre se preocupó por nosotros.
Aún recuerdo tus gritos y regaños cuando mirabas mi cara contenta porque vería a papá. No entendía porque me culpabas cuando se alejó de ti, yo sólo era una niña.
Mis brazos aún llevan las cicatrices que me recuerdan cada día lo amarga que fué mi infancia; que recuerdan lo que NUNCA debo ser jamás con mis futuros hijos, a ellos les daré todo ese amor que necesité de ti y que jamás supiste dar.
A ellos los cuidaré y amaré como nunca lo hiciste conmigo.
Y sabes; a pesar de que se muy bien que nunca me amaste, yo si te amo y sigo necesitando ese abrazo tuyo cómo cuando era una niña.
Pero aprendí que si quiero ser feliz debo estar lejos de tí.
Y te agradezco por cada golpe, por cada insulto, por cada regaño y cada grito, porque cada que lo hacías, sin darte cuenta forjabas en mi a una guerrera que aprendió a jamás darse por vencida, a una luchadora que aprendió a valerse por sí misma.
Agradezco cada lágrima derramada cuando no dejabas ver a papá y que pasara tiempo con nosotros, porque eso reforzó ese lazo de amor por el y fortaleció aún más la comunicación entre nosotros.
Reforzó mi lealtad y la convicción de ayudar a las personas afligidas, mi amor hacia los animales y la naturaleza.
Aunque tuve muchos errores en mi adolescencia, entiendo que era necesario que fuera de esta manera porque eso me llevó a una transformación completa, me llevó a entender que debo hacer las cosas por mi y no esperar nada de nadie.
Muchos dicen que no debo agradecerte por el abuso, la negligencia y el maltrato que me diste, pero ellos no entienden, ellos no lo vivieron y pienso que cuando conociste solamente esa vida te ves obligado a decidir entre las únicas dos opciones que se te presentan:
1: Lamentarse eternamente por lo sucedido, por tus errores sin perdonarte y seguir contaminando día a día el alma llenandola de resentimiento y odio.
Pero decidí que me sentia mejor con la segunda poción, porque nisiquiera mereces eso…
2: Perdonarte por tanto maltrato, por no saber ser una verdadera madre y tomar las cosas cómo un aprendizaje para entender que yo no soy cómo tu, que soy mejor que eso.
Agradezco a papá por su infinito amor incondicional, por no abandonarnos nunca y dedicar su vida para sacarnos adelante, aún sacrificando la suya misma.
Para mí este día de las madres significa mucho y me da felicidad, porque este día es un pretexto más para llenar de regalos y amor a quien siempre estuvo para mi.
Para mí este día de las madres no es más que sinónimo del amor incondicional que tengo hacia mi padre.
Te amo papá, gracias por no abandonarme.
Relato de víctima de una madre narcisista.
