CARTA DE UNA PEQUEÑA A SU PADRE AUSENTE.
Papá, quiero que sepas que pienso en ti todo el tiempo.
Todos los días me pregunto qué pasaría si no te hubieras ido, pero supongo que es mejor así.
He encontrado mi pasión: el arte. Si estuvieras conmigo te pediría que me llevaras a museos, exposiciones fotográficas y galerías. También a obras de teatro, conciertos de orquestas y presentaciones de libros. Seguro que sería genial.
El arte me ha ayudado a descubrir muchas cosas, a observar a las personas y a echar a volar mi imaginación. Hoy lo único que quisiera poder adivinar es cómo será tu sonrisa.
Me pregunto cómo se pondrán tus ojos cuando te pones triste, o cómo se arruga tu frente cuando estás enfadado. Te haría muchas fotografías, porque por fin tengo la cámara que siempre quise, la que tanto te pedía.
A veces sueño con caminar contigo del brazo y pasear por la calle mientras reposo mi cabeza en tu hombro. Siempre me quedé con las ganas de saber qué se sentiría si me dijeses: ¡Qué bonita estás! Lástima que nunca pudiste hacerlo.
Te fuiste. Aunque sé que no fue por mi culpa, ni tampoco de mamá. Siempre he querido ser tan fuerte como ella, pero no puedo porque, a pesar de todo, te echo mucho de menos.
Aún recuerdo el día en que te fuiste. Me hubiera gustado saber entonces que no te volvería a ver jamás para poder abrazarte más fuerte y decirte que siempre te amaré.
¿Por qué no me dijiste la verdad, papá? Si lo hubieras hecho, hoy todo esto sería más fácil. Quisiera que nos hubieras elegido a nosotras. Yo te necesitaba.
Escuchar tus palabras de aliento cada mañana, tus consejos y sobre todo que me dejaras claro que ningún hombre debía tratarme mal, para saber lo valiosa que soy. Ya soy consciente de todo eso, pero hubiera sido más fácil para mí escucharlo de tu parte.
No te culpo de mis inseguridades, del miedo terrible que le tengo al abandono, al vacío. Muchas veces he creído que mis defectos son mayores que mis virtudes. Todo eso está en mi mente y debo aprender a lidiar con ello.
He intentado de muchas maneras llenar ese vacío profundo que siento, incluso formas que no me hacen sentir orgullosa.
Mis relaciones amorosas han sido desastrosas por temor a que me dejen. A veces lloraba al pensar que no llegaría a casarme y eso me ha hecho muy cobarde en el amor. La verdad, no me gustaría sufrir lo que mamá pasó a tu lado.
¿De qué sirven los votos si no se cumplen?
El abandono emocional infantil es un gran dolor.
Mamá y yo nos las arreglamos bastante bien, y yo la admiro muchísimo. Siempre está a mi lado. Ella me enseñó que no importa lo difícil que se ponga la vida, siempre es mejor cuando uno sonríe. Ella es una mujer de verdad.
Cuando veo a mamá me cuesta trabajo entender tu partida. A veces pienso que le tenías miedo, a su fortaleza y a sus ganas de salir adelante. Al no sentirte capaz, huiste. Aunque no me corresponde juzgar.
Sé que si tuviera que elegir de nuevo con quién quedarme, siempre la escogería a ella. También sé que tú te quedarías con la otra familia.
Espero de todo corazón que seas para tu esposa y tus otros hijos lo que no pudiste ser para nosotras: un padre y un compañero fiel. Me despido con los ojos secos, porque las lágrimas ya no son necesarias hoy.
Sé que dije que siempre te iba a amar, pero hoy estoy convencida que lo único que amo es la idea de lo que pudiste haber sido. Solo me queda agradecerte la vida, porque es el regalo más grande que me has dado.
De verdad espero que estés bien. Te mando un abrazo y un beso de despedida donde quiera que te encuentres. Hoy he sanado.
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