YO SERÉ TU ÁNGEL
HUMANO, veo tus lágrimas.
Sé que ha llegado mi momento, y te ruego… no llores.
Déjame decirte algunas cosas antes de partir.
Sé que el dolor te aprieta el alma y que mi ausencia pesa como una piedra en tu corazón.
Pero yo… yo estoy en paz, porque tuve la fortuna de encontrarte.
Pocos como yo tienen la dicha de cruzarse con un alma bondadosa.
Muchos viven.. y mueren sin saber jamás lo que significa ser amados.
Nosotros, los animales, conocemos el frío de la calle, el hambre silenciosa, el miedo que paraliza, la indiferencia que duele.
Caminamos entre miradas que nos atraviesan como si fuéramos invisibles… y a veces, es mejor así.
Pero un día, sucede algo. Entre mil rostros, aparece uno que no pasa de largo.
Un rostro como el tuyo.
Tú fuiste mi milagro.
Me diste un nombre, un lugar seguro, una caricia que abrigaba más que el sol.
Me enseñaste que no todo es miedo y supervivencia, que también existe la alegría, el juego, la calma.
Me enseñaste lo que es el amor.
Y desde ese momento, todo cambió.
Ya no me asustaban los truenos, ni la oscuridad, ni la soledad.
Porque tú estabas ahí.
Y cuando uno ama de verdad, jamás vuelve a sentirse solo.
Y ahora que me acompañas hasta la frontera de esta vida, solo quiero pedirte una cosa: no te sientas culpable.
Hiciste mucho más de lo que imaginas.
Me regalaste un mundo entero, contenido en tus ojos, en el sonido de tu voz, en el latido de tu corazón.
Convertiste mi breve paso por la Tierra en algo eterno.
Antes de irme, te pido dos favores:
Sécate las lágrimas y sonríe.
Recuerda lo bello.
Recuerda los momentos en que corríamos, jugábamos, nos mirábamos sin palabras.
Y por favor.. no cierres tu corazón.
Allá afuera hay muchos como yo, esperando ser vistos, elegidos, amados.
No permitas que el miedo a sufrir te impida volver a amar.
Yo seré tu ángel.
Cada vez que mires al cielo y una estrella brille más que las demás, sabrás que soy yo.
Estaré ahí, diciéndote: «Estoy bien. Gracias por haberme amado tanto.»
No te digo adiós.
Te digo hasta pronto.
Porque en ese lugar donde las almas puras se reencuentran, yo te estaré esperando.
Y correré hacia ti como antes, libre, feliz, para siempre.
La vida es un tejido de encuentros, despedidas y recuerdos.
Pero el amor verdadero… ese no muere.
Se transforma. Permanece. Ilumina.
Y nos hace eternos, aunque sea solo por un latido