Los hijos

Tu hijo se marchita

abril 21, 2025

TU HIJO SE MARCHITA
Tu hijo se marchita cuando tu amor no se refleja en lo que haces cada día.
Le dices que lo respetas… pero lo corriges con gritos.
Le pides que confíe… pero lo interrumpes con enojo.
Le hablas de amor… pero lo lastimas con frases que se le clavan en el pecho.
Y cada vez que la corrección viene con grito, sin afecto y la norma sin coherencia,
su autoestima se quiebra. Su confianza se agrieta.

Y lo que debería educar… termina doliendo.
Una planta no crece con gritos. Y un hijo no florece si lo corriges desde el juicio.
Corregir con afecto y coherencia es lo que verdaderamente educa.

Ejemplo con ejercicio real:
Una tarde, Mariana, madre de Joaquín (15), entró al cuarto y encontró todo desordenado otra vez.
Sintió la rabia subir. Estaba a punto de explotar.
Pero respiró profundo.
Y no gritó. No criticó.
No ofendió. Y sobre todo, no avergonzó a su hijo.
Salió de la habitación, fue a la cocina, agarró una hoja y escribió:
“Tu cuarto no está ordenado. Acordamos que si eso pasaba, hoy no hay videojuegos. Mañana puedes recuperarlo. Estoy para ayudarte si lo necesitas.”
Dejó la nota sobre el control de la consola. No dijo una sola palabra más.
Esa noche, Joaquín salió, incómodo, pero no discutió.
Y por primera vez en semanas… ordenó su cuarto sin que nadie se lo pidiera.
Mariana no gritó.
Pero su coherencia habló más fuerte.

Explicación del ejercicio:
No es lo que corriges… es cómo lo haces.
Si tu hijo recibe solo dureza, su corazón se endurece.
Pero si lo mirás con afecto antes de corregir, su mente se abre al aprendizaje.

Preguntate antes de hablar:
¿Esto lo estoy enseñando con mi ejemplo?
¿Estoy siendo coherente con lo que quiero formar?

Frase práctica para el día a día: “No solo quiero que me escuches. Quiero que me creas. Por eso voy a empezar por mostrarlo.”

La corrección sin afecto, y sin coherencia, pesa más de lo que imaginas.
Pero cada vez que corriges con respeto, y sostienes lo que dices con amor firme…
Tu hijo no se rompe. Se fortalece. No se marchita. Florece.

Una planta al igual que tu hijo, no se marchita por falta de discursos…
Se marchita por falta de cuidado verdadero.

Hoy, puedes empezar a regarlo distinto.

Si quieres compartir esta reflexión:

You Might Also Like

error: El Tren de la Vida