Sin error, no hay aprendizaje
Esperé mucho de ti, y en este momento es cuando me doy cuenta y pido perdón por eso.
No estás aquí; para llenar mis carencias, sanar mis heridas o cumplir mis expectativas.
No lo noté en su momento y cometí mis errores, y pido perdón por eso.
Hoy es tan claro, pero en ese momento todo estaba tan oscuro que lo que menos hacía era ver con claridad, el presente que juntos transitábamos.
No comprendí tus tiempos y opte por la salida fácil en más de una ocasión.
Esperé mucho de ti sabiendo en el fondo, que lo que esperaba no estaba a tu alcance para que me lo brindaras.
Te hice responsable de generarme heridas y sufrimiento, sin darme cuenta que en realidad, yo te usaba inconscientemente para generarme sufrimiento y así sufrir a raíz de tí.
Las heridas sin sanar que arrastraba resonaron contigo y en tu compañía es, cuánto más vibraban.
Me genere sufrimiento a mí por no querer ver en verdad lo que tenía que sanar y al esperar de tí lo que sabía no estaba a tu alcance compartir.
Me quedé esperando tu cambio, sin ser consciente que yo era quien tenía que cambiar.
A veces sin darnos cuenta hacemos responsable al otro de lo que nos sucede, cuando la responsabilidad es toda nuestra. Las personas hacen cosas y nosotros somos quienes elegimos consciente o inconscientemente como re-accionar o cómo accionar a conciencia ante la situación.
A veces creemos que el otro nos hirió cuando en realidad, el otro solo mostró la herida, o las heridas que arrastramos sin cicatrizar.
El otro solo es un reflejo y aparece en el mejor momento para mostrarnos en qué tenemos que trabajar dentro nuestro. Si nos negamos a verlo, sufrimos.
Si lo vemos, lo podemos transitar a conciencia y así aprender y ser una mejor versión de nosotros mismos.
El cambio empieza por uno.
El conocernos empieza por uno.
El amor empieza en nosotros y de ahí surge hacia los demás.
No podemos brindar al otro lo que no nos brindamos a nosotros mismos.
¡Si no logramos una relación sana con uno mismo, jamás la tendremos con el otro!
¡Sanemos hoy, que la vida es en este momento!
Liberemos al otro de cualquier cadena que le hayamos puesto al responsabilizarlo de lo que en realidad, solo es responsabilidad nuestra.
Y no nos autocastiguemos, que todos estamos aprendiendo a vivir.
Sin error no hay aprendizaje.
La diferencia radica que cuánto mayor es el estado de conciencia, más atento estamos y podemos darnos cuenta apenas nos estamos equivocando, o cuando estamos apunto de hacerlo.
Cuanto más activa está la conciencia menor es el sufrimiento a transitar para aprender y mayor el amor que sentimos en la transición.
No olvidemos que estamos aquí para aprender o para experimentar diferentes experiencias, pero recordemos que cuando somos conscientes, el sufrimiento es opcional.
Podemos aprender desde el amor y ya no desde el sufrimiento.
Seamos suaves con nosotros, seamos compasivos.
Dejemos de castigarnos por los errores del pasado.
Si obramos desde la inconsciencia en el pasado pidamos perdón, perdonemos y principalmente perdonémonos a nosotros mismos.
SIN ERROR, NO HAY APRENDIZAJE
Ya suficiente autocastigo.
El amor está ahí, latente en todo momento.
Permitámonos un nuevo comienzo, ahora, en este momento, desde el amor y hacia el amor.
Si no nos amamos no importa el amor que nos brinden, porque no nos llegará.
Si no eres suave y compasivo contigo, la vida tampoco lo será.
Tu mundo exterior, solo refleja tu mundo interior.
Y si no estás de acuerdo conmigo, está bien, no tengo la verdad absoluta, solo mi verdad y mi experiencia.
Créditos a quien corresponda