Para educar a un niño

Ten una idea clara de cómo deseas para ti a tu niño, sin deseos, no puedes educar.

Aprende a ver al niño como él es, el amor a la realidad es el principio de toda educación.

El sexo del niño es una realidad, acepta esa realidad de todo corazón.

Tu niño es un ser independiente, no el producto de sus padres.

No eches a perder a tu niño con una necia admiración.

Si tu niño no es brillante en la escuela, debes saber que no significa que no haya inteligencia.

No compares a tu niño con otros y cuando tu niño refleje, como espejo, tus debilidades y faltas, ¡no rompas el espejo!

Los niños son huéspedes, no te pertenecen. Después de Dios, se pertenecen a si mismos.

Ten presente que :

— No se maltrata a los niños bajo ningún concepto.

— Cada niño es único: no lo compares, ni lo etiquetes.

— No hay niños malos: detrás de un mal comportamiento hay una necesidad emociona no atendida.

— Los niños no son adultos: no esperemos comportamientos que no les corresponden.

— Los niños son naturales. Somos los adultos los que ponemos intenciones artificiales en su comportamiento.

— Los niños necesitan estar con sus padres y viceversa.

— Padres y madres también nos cansamos y equivocamos.

— Demos a los niños besos y abrazos porque curan.

— Hay que ayudar al niño a crecer como persona, ofreciéndole límites y normas claras. Fomentemos su autoestima.

— La paciencia y el amor son la mejor medicina. Recuerda que la llevas en tu interior.

 

Colaboración de Elena Valenzuela.