MI SEGUNDO HIJO
Para ti, mi segundo hijo…
No, no llegaste a reemplazar nada.
Tampoco fuiste un “y ahora otro más”.
Tú llegaste con tu propio brillo, con tu risa distinta, con ese corazón que vino a enseñarme que el amor de una madre no se divide… se multiplica.
Tú eres mi sorpresa más hermosa.
El pedacito de cielo que vino cuando yo ya creía que lo había vivido todo.
Me enseñaste que siempre hay espacio para un nuevo amor, uno distinto, uno que no compite, pero sí completa.
Eres único, aunque no fuiste el primero.
Valiente, aunque llegaste sin anunciar grandes cosas.
Tierno, aunque a veces quieras disimularlo con tu carácter fuerte.
Eres tú. Y eso basta para que mi corazón se derrita de orgullo.
Gracias por elegirme como mamá.
Gracias por hacerme mejor persona.
Por retarme, por abrazarme, por darme nuevas razones para creer en lo bueno de la vida.
Siempre estaré aquí para ti.
Y aunque a veces creas que no te veo, créeme…
Estoy mirando.
Y cada paso tuyo me llena de emoción.
Te amo, hijo.
Con todo lo que fui, lo que soy y lo que seré.
— Mamá