MI QUERIDA HERMANA
Le pido a Dios que te dé salud para que puedas hacer todas las cosas que siempre has querido.
Que tus días sean llenos de gozo y bendiciones.
Recibe un abrazo de mi parte y cuenta conmigo siempre.
Aunque el sol no quiera brillar, brilla tú hermana.
Aunque la luna esté triste y no quiera salir, alumbra tú con más fuerza que ayer.
La vida a veces nos toca con dureza pero Dios nos abraza y nos da su fortaleza.
Sigue adelante, que Dios tiene grandes cosas para ti.
Verás renacer la esperanza en tu ser.
Como las ramas de un árbol, crecemos en diferentes direcciones, pero nuestra raíz es una sola, así, la vida de cada una siempre será parte esencial de la vida de la otra.
Gracias por darme los más bonitos recuerdos de mi niñez, aún con las típicas peleas que hoy recuerdo con risa, con nostalgia.
Que el Señor te bendiga y te guarde Hermana, que haga resplandecer su rostro en ti y ponga paz en tu corazón. Gracias a Dios por tu vida, Hermana.
Has sido esa luz que he visto en mi camino cuando necesitaba orientación y apoyo.
Te deseo muchas bendiciones, que tu hoy sea feliz y tu mañana también.
Has sido un gran tesoro para mí, que todas las bellas promesas del Señor sean una realidad en ti soy tan feliz de que tú seas mi hermana.
Te amo.
Texto Isabella Díaz.