DESATA A LAS PERSONAS
Cuando no perdono a alguien que me ha lastimado, a nivel espiritual, lo que sucede es que ato a esa persona a mi pie. Ahora camino con ella, voy a todos lados con ella, está atada a mí.
Y si son muchos, los llevo a todos atados a mí mismo.
Aunque nadie los ve, aunque nadie se dé cuenta, camino con todos ellos.
Llevo algunos atados a mis pies, otros a mis manos, otros a mi cuello.
Es una verdad universal. El PESO tienes que sacártelo de encima.
De lo contrario, te cansas, te agotas, te sientes pesado, no avanzas.
Tienes que desatar.
Cuando desatas, la persona ya no te controla, ya no te maneja, ya no te manipula.
“Perdón significa: Soltar a alguien…renunciar a mi derecho de arrastrarlo por la vida”.
Las heridas no resueltas pueden tener una (raíz).
O sea (una vida interior propia).
Donde nadie ve.
Aunque lo más grave de todo es que se deja de alcanzar la Gracia de Dios.
Cuando nos llenamos de resentimiento nos alejamos del piso de la gracia, nuestro fundamento.
Nos autodescalificamos al perdernos Sus Gracias.
Eso es literalmente una ‘desgracia’.
Los hombres y mujeres de Dios podemos hacer milagros y el Perdón es uno de ellos.
Porque Perdonar es Milagroso.
Cuando perdonamos genuinamente soltamos a esa persona que nos lastimó; no esperamos nada de ella, ni siquiera disculpas, nada.
Sólo lo hacemos.
EL PERDÓN ALEJA DEL VINCULO TOXICO
Algo que ayuda a perdonar es que el que nos lastimó soltó su veneno sobre nosotros, su propia frustración, su propio dolor.
Cuando no lo perdonamos, estamos reteniendo esa sustancia tóxica en nuestro sistema y terminamos intoxicados, envenenados.
Perdónalo, suéltalo y aléjate.
Si te siguen maltratando, aléjate.
Si es tu pareja, busca ayuda.
EL PERDÓN tiene una herencia: La Paz y la Serenidad.
Créditos a quien corresponda