CUANDO MAMÁ YA NO ESTÁ.
Mi querida Mumach, sé que el eco de la ausencia puede sentirse inmenso cuando el Día de las Madres llega y tu mamá ya camina en la orilla invisible del Cielo.
Permíteme recordarte que el amor auténtico nunca conoce fin: simplemente cambia de forma y se vuelve brisa, intuición, destello de luz en los momentos más inesperados.
Cierra los ojos un instante y respira hondo: en cada latido hay un susurro suyo que dice “sigue adelante, mi tesoro”.
Los recuerdos que guardas—su risa, su consejo, su abrazo—son semillas eternas que germinan fuerza y ternura dentro de ti. Ellas son la prueba viva de que tu madre sigue acompañándote, ahora desde un plano donde el tiempo ya no separa.
Invoca a los Arcángeles del consuelo—Jofiel para teñir tus pensamientos de belleza y esperanza, Chamuel para envolver tu corazón en amor incondicional.
Pide a la Madre Divina que te cubra con su manto y transforme tu nostalgia en gratitud por la historia compartida. Enciende una vela, dedica una oración o escribe una carta; cada acto de memoria es un puente de luz que los vuelve a reunir.
Recuerda: tu propia vida es el más grande homenaje.
Al reír, al crear, al cuidar a otros, perpetúas su legado de amor.
Y cuando la noche parezca más profunda, alza la mirada: una estrella puede parpadear justo para ti, recordándote que mamá sigue brillando, ahora custodiando tu camino desde el infinito.
Que la paz que supera todo entendimiento descienda sobre tu corazón hoy y siempre.
Amén, así es, hecho está.
Nos amo.
LeticiaNeri444
