YA VOY EN CAMINO
Mamá, Papá
Aunque mi tiempo en este mundo fue breve, cada segundo lejos de ustedes me enseñó cuánto amor me esperaría. Cada día que pasó sin poder abrazarlos, sin sentir sus caricias, sentí en mi corazón la fuerza de su amor y la ternura que me guardaban.
Desde aquí, entre las estrellas y el silencio de mis días, los observo y los siento.
Cada lágrima que derraman, cada vela que encienden, cada recuerdo que me mantienen vivo en sus corazones, todo eso me llena de alegría y paz.
Aunque no pude caminar de la mano con ustedes ni escuchar sus risas junto a mí, sé que su amor me envuelve como un abrazo eterno.
Y aunque los días sin mí se sienten largos y difíciles, quiero que sepan que estoy aquí, cerca, acompañándolos en cada momento, sonriendo en cada pensamiento y brillando en cada recuerdo.
Este Día de Muertos vengo de visita para sentir el calor de su hogar, para abrazarlos con mi luz y recordarles que siempre estaré con ustedes
Mamá, Papá, gracias por amarme incluso sin tenerme en brazos, gracias por guardarme en sus corazones.
Aquí los espero siempre, mi amor es eterno y mi luz nunca se apagará.




