«Resolución para el día de mañana.»
Si hacemos cada mañana la siguiente resolución para el día, nuestra vida irá por mejores caminos.
Pensaré en Dios.
Dejaré en sus manos mis conflictos, y no me preocupare más de lo necesario.
No temeré a nadie.
Cultivare mis relaciones para que de mejores, pasen a excelentes.
Haré lo que pueda.
No me exigere nada más allá de mis fuerzas, yo hago el trabajo, pero nunca debo olvidar que los resultados dependen de Dios.
Daré algo a alguien.
Se me ha enseñado a dar de lo que me hace falta, no de lo que me sobra.
Estaré en paz con los demás, no siempre la paz y la armonía dependen de mi, pero haré lo que sea necesario para conservarla.
Amaré a mi prójimo como quiero que me amen, y no debo olvidar que mi prójimo es mi próximo, o sea, quienes están cerca de mi.
Trataré de ser lo más agradecido que pueda no sólo con palabras sino con hechos.
La gratitud es alimento.
No debo olvidar que una persona agradecida es una persona altamente bendecida.