Dolencias del Alma
Si sientes dolor en tu garganta, debes cantar.
Entonar notas que te lleguen al corazón, resonando en tu interior, vibrando en todo tu cuerpo físico.
Si lo que duele es tu corazón, debes abrazarte, aceptarte y amarte, para reflejar ese amor en otros seres que también necesiten sanar.
Si tus oídos duelen, debes escuchar tu propia voz, hablando con dulces palabras.
Escucha la voz de tu ama y vuelve a tu esencia.
No oigas las palabras hirientes ni las críticas, solo debes oír lo que tu alma canta para ti.
Si te duele las manos, deja de sostener aquello que te lastima.
Libérate de las ataduras, rompes las cadenas y deslízate suavemente sin el peso de tu historia.
Suelta, no retengas.
Si tus rodillas duelen, inclínate, poniendo primero el corazón, con humildad, con gratitud, con amor ante todas las cosas. Inclínate de rodillas ante tu propio ser, ante tu propio maestro interno, es quien te levantará cuando ya, doblegada por el desanimo, no puedas ponerte de pie.
Tu alma te observará en la caída, en el derrumbamiento de tu ser, y te extenderá la mano para recomponerte y erguirte.
Si te duele la espalda, debes descansar.
Tu espalda sostiene tu sombra.
Y esa sombra pesa y lastima.
Libérate de los juicios y las críticas.
Despeja tu carga, tus dolores y tu angustia y solo lleva contigo la satisfacción de caminar erguida y sin pesares, con la cabeza en alto y el amor en la piel.
Si duelen tus pies, has un alto en el camino.
Descansa, aquieta tu mente y tu espíritu.
Llénate de silencio donde quiera que estés.
En ese silencio encontrarás las respuestas que refrescarán tus pies y te darán las fuerzas suficientes para proseguir en el camino.
Siéntete, obsérvate, descúbrete.
Cada dolor te dice lo que tu vehículo físico necesita para trascender el espíritu.
Cada parte de tu materia puede hablar y comunicarte lo que necesita tu alma.
Ese diálogo intenso y profundo que puedes tener con tu cuerpo físico, es una manera de ayudarte a expandir tu conciencia, desde la materia a lo etérico y álmico.
Sin esa conexión, no sería posible la continuidad.
Por eso es imprescindible escuchar al alma que a través del cuerpo, manifestará sus pesares para que la ayudes a trascender.
¡Siente!
¡Observa!
¡Descubre!
Fragmento de la obra EL VIAJE DE UN ALMA AZUL