Reflexiones

Te estás consumiendo

marzo 26, 2025

TE ESTÁS CONSUMIENDO
— Te estás consumiendo.

— No… estoy bien.

— No me mientas.

Lo veo en tus ojos, en tus gestos, en tu forma de caminar.

Lo siento en tu respiración agitada, en tu mirada apagada, en tu voz temblorosa.

Te estás consumiendo.

— No tengo opción.

Debo hacerlo todo, gestionarlo todo, afrontarlo todo.

Debo ser fuerte.

— ¿Fuerte? Estás confundiendo la fuerza con el sacrificio.

Este peso te dobla, te desgasta por dentro, te apaga poco a poco, sin hacer ruido.

— No puedo rendirme.

Cuentan conmigo.

Si me detengo, todo se derrumba.

— ¿Y tú? Si eres tú quien se derrumba, ¿quién te recogerá?

— Yo… no lo sé.

No quiero ser una carga para nadie.

— No tienes que cargar con todo sola.

No eres una roca, eres una mujer.

— Pero si no lo hago yo, ¿quién lo hará?

Si no soy fuerte, ¿quién lo será en mi lugar?

— ¿Quién te enseñó que pedir ayuda es una debilidad?

¿Quién te hizo creer que estar exhausta es una señal de valentía?

— Aprendí a resistir.

A apretar los dientes.

A no quejarme.

— ¿Y a qué precio? ¿Cuánta luz estás perdiendo?

¿Cuánto de tus sueños estás sacrificando?

— No quiero decepcionar a nadie. No quiero fallar.

— No fallas si descansas. No fallas si sueltas lo que no te pertenece. No fallas eligiendo salvarte a ti misma.

— Pero si me detengo… Si suelto… Si dejo ir este peso… ¿Quién soy entonces?

— Eres tú misma finalmente.
Sin máscaras, sin roles impuestos.

Vuelves a ser esa mujer libre, la que sabe bailar bajo la lluvia, la que no trata de agradar a todos, la que no necesita controlarlo todo para sentirse en paz.

— ¿Y si caigo?

— Te levantarás. Pero esta vez, serás más ligera.

Porque solo llevarás contigo lo que realmente es tuyo.

— Tengo miedo de decepcionar.

De perder a quienes no entienden.

— Entonces déjalos ir. Porque quien no acepta tu verdad nunca ha amado realmente quién eres.

— ¿Y si me pierdo a mí misma?

— Solo perdiéndote podrás encontrarte.

De verdad.

Entera, salvaje, libre.

— ¿Y si… si no lo logro?

— Yo estaré ahí.
Soy la llama dentro de ti que se niega a apagarse.

Soy la respiración que te hace levantarte.

Soy esa voz que susurra: Eres mucho más fuerte de lo que crees.

— Entonces… dejo ir.

Suelto el peso.

Respiro.

— Por fin. Con amor y gratitud. Que seas libre.

 

Si quieres compartir esta reflexión:

You Might Also Like

error: El Tren de la Vida