LAS LLAVES DE LA VIDA
Ante las puertas que hay en la vida, si quieres entrar, busca la llave; si debes salir, entrega la llave;
si deseas quedarte ahí, guarda bien la llave… si te abren las puertas, sin tocar, cuida la llave;
si no quieres que nada se te vaya a escapar, cierra con llave.
Y si quieres sacar lo que escondes dentro de ti, encuentra tu propia llave.
Si quieres darte la oportunidad de que alguien más explore las habitaciones de tu corazón,
deja sin seguro tus puertas, para que entren con cuidado, libremente y sin que sientas temor.
Si has perdido la llave que abre algún rinconcito de tu vida que decidiste algún día clausurar;
haz memoria de aquel momento en que sellaste ese cuarto y colocaste un enorme candado para que nadie pudiera abrir y pasar…
Y si se te extravió la llave que te confiaron, y se cerró la puerta que un día abriste y deseas volver a pasar.
Reconoce en qué has fallado, recupera la confianza y gánate una copia que te permita reparar el daño
y volver al lugar del cual saliste y ahora quieres regresar.
Muchas veces cuando nos sentimos violentados o que no han sabido cuidar las llaves que entregamos,
cambiamos la cerradura, colocamos cadenas y candados, nos volvemos tan desconfiados,
que nos cuesta demasiado poner en las manos de alguien más, esa llave mágica que abra nuestras puertas de par en par .
Por eso, cuando sientas que ya no perteneces ahí, devuelve la llave y deja que otro ocupe tu lugar;
y si por el contrario, no quieres irte y estás feliz, cierra con llave y guárdala en lo más profundo de tu corazón.
Las llaves que se entregan son la mayor prueba de confianza que hay, porque al tenerlas en tus manos, sabes que puedes libremente salir o entrar…
Aunque te confíen todas las llaves de una vida y sepas que puedas abrir cada candado que abre las puertas del interior,
recuerda que hay rincones tan profundos y ocultos en los que no debes entrar, todos los seres humanos tenemos derecho a nuestra intimidad.
Y así mismo, no todo lo que veas se puede tocar, hay sentimiento frágiles que se quiebran fácilmente,
hay almas tan trasparentes que no debemos empañar, hay sueños que deben surgir libremente,
hay pensamientos que no nos compete el manipular… las llaves que nos ofrezcan por muy mágicas y efectivas que sean,
no nos dan el poder de influenciar en el pensar, sentir y actuar de los demás.
Hay llaves que guardan recuerdos o tapan heridas; hay llaves que resguardan sentimientos
que anhelan salir y sentirse libres algún día; hay llaves que están a la vista de todos y parecen desapercibidas;
hay llaves que alguien extravío y muchos pasan por encima de ella y las pisan.
Hay llaves que otros descubren donde más las teníamos escondidas…
Siempre habrá una llave que buscar, que usar, que guardar, que esconder, que arrojar, que conservar, que cuidar,
que devolver, que seleccionar… porque la vida está hecha de puertas con cerraduras y puertas abiertas,
puertas con candados y puertas de par en par, puertas para entrar o salir, puertas para partir o llegar…
puertas que quieren esconder o que anhelan dejar en libertad.
La vida es un constante descubrir las puertas que a diario se nos han de presentar…
A/D