La felicidad

Estoy ocupada viviendo

junio 8, 2015

Estoy ocupada viviendo 

Me enseñaron a avergonzarme de mi cuerpo, de mis actos, de mis pensamientos.
Me enseñaron que lo que pienso es absurdo, que lo que hago es ridículo, que lo que deseo es sucio.

Y aprendí a no decir lo que pensaba, por vergüenza de que alguien a mi alrededor pensara algo mejor. Y aprendí a no hacer lo que me apetecía, por vergüenza de que alguien a mi alrededor creyera que era inoportuno.


Y aprendí a no perseguir lo que deseaba, por vergüenza de que alguien a mi alrededor opinara que era inapropiado. No contenta con someterme a la mirada externa, me plegué también a la vergüenza ajena. Y aprendí a preguntarle a la vergüenza cómo vestirme, no vaya a ser que alguien pensara que voy buscando gustar, destacar.

Y aprendí a escuchar a la vergüenza al desnudarme, no vaya a ser que me sintiera cómoda en mi cuerpo, y me acostumbrara a enseñar(me)lo sin miedo. Y aprendí a consultar con la vergüenza antes de abrir la boca, no vaya a ser que dijera sin filtro lo que me pasa por la cabeza, y se enterara la gente.

Y dejé de bailar, de reír a carcajadas, de rascarme el trasero, de preguntar lo que no entiendo, de opinar lo que pienso, de compartir lo que siento, de pedir ayuda, de ponerme faldas, de ir a la playa, de comer o llorar en la calle, de ir sin sujetador, de pintarme, de salir sin pintar, de bajar a la calle despeinada, de usar esa ropa que dicen que no me pega nada, de llamar a quien echo de menos, de tomar la iniciativa, de decir que no, de decir que sí, de quejarme, de vanagloriarme, de estar orgullosa, de admitir que estoy asustada.

Y a base de sentirme cada día más avergonzada, entendí que mi vergüenza nunca iba a sentirse saciada.

Que toda la vida iba a imponerse entre yo y mi representante impostada.

Así que busqué a mi sinvergüenza interna.

Y le costó salir un poco, le daba vergüenza. Pero acabó sacándome a bailar, haciéndome dúo al cantar, saliendo conmigo a la calle con la cara sin lavar, animándome a hablar, a ignorar las cosas que me deberían avergonzar…

Y ahora no tengo tiempo para sentir vergüenza.

Estoy ocupada viviendo.

 

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