Oraciones bellas

HOY TE BENDIGO AUNQUE NO ME AMES

julio 30, 2014

HOY TE BENDIGO AUNQUE NO ME AMES.
CUANDO BENDICES A LOS QUE NO TE AMAN CRECES.

Bendice a los que no te aman, bendice a los que te critican, bendice a los que piensan distinto porque te ayudarán a crecer.
Libera tu corazón de todo sentimiento que no te permite ser feliz y pleno para que puedas descansar en paz.
Dios te bendiga .

La Bendición es un modo en el que lo divino puede dar cien pasos hacia nosotros.
La Bendición afecta al cerebro de tal manera, que nosotros podemos ser tocados por la gracia.

Nos pone en contacto con la bendición, con la fuente de todo lo que hemos anhelado por siempre.
La Bendición es un regalo.

La bendición tiene dirección e inteligencia divina, es la fuerza de lo divino, despertando a la humanidad a todo su potencial.
Bendecir significa desear y querer incondicionalmente el bien ilimitado.

Al despertar, bendice tu día, porque estás ya desbordando de una abundancia de bienes que tus bendiciones harán aparecer.

Porque la bendición es la gran multiplicadora, cuando tu bendices a alguien,
estas sembrando de eso mismo que estas decretando y volverá a ti multiplicado al ciento por uno.

Porque bendecir significa reconocer el bien infinito que forma parte integrante de la trama misma del universo.

Ese bien lo único que espera es una señal tuya para poder manifestarse.

Al cruzar con la gente por la calle, en su lugar de trabajo, bendigan a todos.

La paz de tu bendición será la compañera de tu camino, y el aura de tu discreto perfume será una luz en tu itinerario.

Bendice a los que los que te encuentres, derrama la bendición sobre su salud,
su trabajo, su alegría, su relación con Dios, con ellos mismos y con los demás.

Bendícele en sus bienes y en sus recursos. Bendícelo de todas las formas imaginables,
porque esas bendiciones no sólo esparcen las semillas de la curación, sino que algún día brotarán como otras tantas flores de gozo en los espacios áridos de tu propia vida.

Cuando alguien te muestre la menor agresividad, cólera o falta de bondad, responde con una bendición silenciosa.

Bendice totalmente, sinceramente y con alegria, porque esas bendiciones son un escudo que te protege
de la ignorancia de sus maldades, y cambia de rumbo la flecha que les han disparado.

Bendecir significa desear y querer incondicionalmente, totalmente y sin reserva alguna el bien ilimitado,
para los demás y para los acontecimientos de la vida, haciéndolo aflorar de las fuentes más profundas y más íntimas de tu ser.

Esto significa venerar y considerar con total admiración lo que es siempre un don del Creador, sean cuales fueren las apariencias.

Quien sea afectado por tu bendición es un ser privilegiado, consagrado, entero.

Bendecir significa invocar la protección divina sobre alguien o sobre algo, pensar en él con profundo reconocimiento, evocarle con gratitud.
Significa además llamar a la felicidad para que venga sobre él, dado que nosotros no somos nunca la fuente de la bendición,
sino simplemente los testigos gozosos de la abundancia de la vida.

Bendecirlo todo, bendecir a todos, sin discriminación alguna, es la forma suprema del don, porque aquellos
a los que bendicen nunca sabrán de dónde vino aquel rayo de sol que rasgó de pronto las nubes de su cielo,
y ustedes raras veces serán testigos de esa luz que ha iluminado su vida.

Cuando en tu día surja algún suceso inesperado que los desconcierte y eche por tierra sus planes, exploten en bendiciones,
porque entonces la vida está a punto de enseñarles una lección, aunque su copa pueda parecerles amarga.

Porque ese acontecimiento que creen tan indeseable, de hecho lo han suscitado ustedes mismos para aprender
la lección que se les escaparía si vacilaran a la hora de bendecirlo.

Las pruebas son otras tantas bendiciones ocultas. Y legiones de ángeles siguen sus huellas.

Que Dios envuelva tu casa
de Amor,
tu vida de Armonía
y tu vida de Bendiciones.

La bendición invoca el apoyo activo de Dios para el bienestar de la persona, habla del agradecimiento,
confiere prosperidad y felicidad en la persona que recibe buenos deseos de nuestra parte.

La bendición comienza en el hogar, en las relaciones de padres e hijos.
Los niños que reciben el regalo de la bendición de parte de sus padres, tienen un buen comienzo espiritual y emocional en la vida.
Reciben un firme fundamento de amor y aceptación.

Este principio también se aplica a la íntima relación de pareja.
Las amistades se profundizan y fortalecen, trayendo compañerismo, sanidad y esperanza a muchos
que nunca han recibido una palabra de bendición.

El poder de la vida y la muerte está en la Palabra.

Al bendecir, se otorga vida, no sólo al que recibe la bendición, sino también al que la da.

Por eso, hoy te bendigo. Aunque no te conozco, mi bendición va para ti, porque al bendecirte de todo corazón, me bendigo a mi misma.

Reparte bendiciones donde vayas, no sólo de palabras, sino de hechos.
Ellas volverán a ti, cuando menos lo esperes.

En general, la persona que vive en la presencia de Dios, amándole y obedeciéndole, goza de la bendición divina.

 

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